Históricamente, el consumo de música ha estado estrechamente relacionado con los entornos en los que se disfruta. Antes de la llegada de las grabaciones musicales, escuchar música era una actividad social ligada a rituales colectivos en espacios físicos, como conciertos o reuniones comunitarias más pequeñas. Con el desarrollo de los discos musicales y ahora con la disponibilidad actual de prácticamente cualquier tipo de música a nuestro alcance, experimentar la música se ha convertido en una tarea más solitaria y rutinaria. Sin embargo, volver a las raíces de las experiencias musicales comunitarias puede desbloquear numerosos beneficios muy necesarios en una era digital aislante. Estos eventos musicales colectivos tienen el potencial de mejorar significativamente la cohesión social de una comunidad y también su salud mental a través de experiencias compartidas memorables.
El aspecto físico de estos no debe subestimarse. Es donde intervienen el diseño y la arquitectura innovadores, transformando meros espacios en catalizadores de la curiosidad, la trascendencia y la alegría colectiva. Al aprovechar la tecnología emergente y fomentar la colaboración interdisciplinaria, los profesionales de la arquitectura y el diseño pueden crear entornos que eleven los conciertos y los rituales musicales a momentos transformadores y de conexión a tierra.
En escenografía
Artículo relacionado
Espacios inmersivos: dando forma a experiencias profundas a través de la arquitectura y el arteLos escenógrafos desempeñan un papel crucial en la creación de espacios físicos para que los intérpretes musicales cuenten una historia. Este rol se originó en el teatro y utiliza diversas herramientas y técnicas, como imágenes, arquitectura, luces brillantes, máquinas de humo y materiales reflectantes, para transmitir una narrativa y al mismo tiempo mantener la atención del público. Consideran cuidadosamente el diseño espacial, el uso de luces y sombras, y la ubicación de accesorios y piezas escenográficas para crear una experiencia visualmente atractiva e inmersiva para los asistentes al espectáculo. La creación de estos espacios existe en la intersección de la ideación artística, la narración y la dirección musical.
No hay mejor ejemplo para explicar la escenografía y la narración impactantes en experiencias musicales que a través del trabajo de Es Devlin. Artista y escenógrafa, abrió su estudio hace casi 30 años y ha diseñado más de 400 proyectos, incluidos escenarios para giras por estadios, festivales teatrales y desfiles. A partir de elementos arquitectónicos monumentales, esculturas, decorados cinéticos y proyecciones, crea impactantes fondos musicales. Algunos artistas con los que ha trabajado incluyen U2, The Weeknd, Kanye West, Adele y Beyoncé. Su práctica comenzó en la escenografía teatral y desde entonces se ha expandido a esculturas públicas, instalaciones y prácticas curatoriales. Actualmente es conocida como una de las artistas visuales más innovadoras de la música.
En festivales de música
Los festivales de música más memorables son aquellos que tienen buen arte. Se vuelven conocidos no solo por los artistas de renombre que presentan, sino también por sus diversas instalaciones artísticas. Se han convertido en sinónimo del ambiente de los festivales de música y a su vez, en una parte intrínseca de su telón de fondo.
Un ejemplo de esto son las memorables instalaciones y escenarios artísticos de Coachella. Además de la diversidad de arte expuesta, los escenarios y su diseño se han convertido en un elemento básico del festival. Así es el escenario Do Lab. Estableciéndose como una faceta esencial de la experiencia de asistir a un concierto en Coachella, el escenario Do-Lab se ha convertido en un elemento icónico de Coachella. Mientras que en el pasado se trataba de carpas a gran escala hechas de telas livianas y coloridas, este año incluyó una instalación arquitectónicamente más compleja. Con 9 cápsulas en forma de hongos hechas de brazos voladizos escondidos dentro de cada estructura, el resultado completo fue un entorno totalmente inmersivo de 360 grados, completo con luces, láseres y máquinas de humo.
A través de proyecciones digitales sobre estructuras permanentes
Recientemente, hubo un movimiento significativo para cautivar al público a través de imágenes digitales y arquitectura monumental. Esto es evidente en el auge de los teatros esféricos a gran escala que utilizan arte de 360 grados y proyecciones digitales en edificios emblemáticos. Esta combinación de elementos digitales y físicos puede traducir la música en forma visual y agregar profundidad a las interpretaciones musicales.
Un ejemplo fue la proyección de la obra de Refik Anadol en la Sala de Conciertos de Gehry en Los Ángeles con la melodía de la Filarmónica de Los Ángeles. Durante la actuación, el público vio campos de geometrías que cambiaban rápidamente, brillantes estallidos de luz y secuencias que se asemejaban a paisajes urbanos y vías neuronales. Anadol materializó elementos musicales en elementos visuales al volver a contar la historia que cuentan las letras de manera abstracta y visual.
Traduciendo los símbolos musicales en momentos de epifanía visual, este proyecto vuelve a contar la historia que Varèse presenta en su pieza. Varèse primero tiene la intención de explorar 'nuevos mundos en la tierra', y creo un aura fugaz de Nueva York combinando la estructura arquitectónica del espacio interior con proyecciones de una representación del momento sensorial cuando Varèse encontró Nueva York por primera vez ... Estos túneles me permiten reimaginar la arquitectura interior como lienzo y la luz como material. - Refik Anadol
El espacio es crucial para unir a las personas, proporcionando un entorno que pueda conectarlas y sumergirlas en una historia compartida. A pesar de las fuertes críticas sobre la huella de carbono de las instalaciones musicales temporales, se están tomando medidas para hacer que estas experiencias sean más sostenibles. A medida que la humanidad se adapta a los desafíos del cambio climático, debemos priorizar la preservación de los elementos que nos hacen humanos, como la capacidad de reunirnos y disfrutar juntos del arte. Estas experiencias compartidas son esenciales para nuestro bienestar e identidad colectivos.